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21 Los mercenarios de Egipto se han vuelto como becerros engordados.
    Ellos también se darán vuelta y huirán,
porque este es el día del gran desastre para Egipto,
    un momento de enorme castigo.
22 Egipto huye, silencioso como serpiente que se desliza.
    Los soldados invasores avanzan;
    se enfrentan a ella con hachas como si fueran leñadores.
23 Cortarán a su pueblo como se talan los árboles—dice el Señor—,
    porque son más numerosos que las langostas.

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